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viernes, 20 de noviembre de 2015

Recuerdo un libro: El cerdito lolo - Eveline Hasler


"—Buenos días, Lolo.
—Buenos días, Lala—respondía Lolo. 
 Algunas veces la cerdita iba a visitarlo. 
 Se reían, charlaban y comían pudín de chocolate"
Me gusta comer pudín de chocolate, rayar las paredes con crayones y esperar el atardecer. Sé que en alguna granja, junto a una casita y una charca de lodo, Lala aparecerá por las colinas e irá en busca de Lolo, le contará sobre sus viajes y Lolo escuchará con atención, mientras comen pudín.

Es difícil ser nosotros mismos, porque nosotros es la travesía de la vida. A Lolo le costó plumas, lunares, pestañas postizas y rayas, con los que ocultó su regordeta forma y su rosado color, así también decidió ser esbelto y se puso a dieta, ya no nadaba en la charca de lodo y yo a menudo, sufro con Lolo, añorando a Lala, pero Lala, siempre regresa en el final.
"—¿Te importaría que me quedara a vivir contigo para siempre?— ¡Oh, Lala!—exclamó Lolo—. No podría imaginar nada mejor"
Cuando lo pasas bien y eres tú mismo, gozas como un cerdo en un lodazal y sólo así la vida se llena de gozo para siempre.





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